Alabemos al Señor, nuestro Dios,
porque es hermoso y justo el alabarlo.
El Señor ha reconstruido a Jerusalén
y a los dispersos de Israel los ha reunido.
El Señor sana los corazones quebrantados
y venda las heridas.
Tiende su mano a los humildes
y humilla hasta el polvo a los malvados.
Él puede contar el número de estrellas
y llama a cada una por su nombre.
Grande es nuestro Dios, todo lo puede;
su sabiduría no tiene límites.
(Del Salmo 146)
porque es hermoso y justo el alabarlo.
El Señor ha reconstruido a Jerusalén
y a los dispersos de Israel los ha reunido.
El Señor sana los corazones quebrantados
y venda las heridas.
Tiende su mano a los humildes
y humilla hasta el polvo a los malvados.
Él puede contar el número de estrellas
y llama a cada una por su nombre.
Grande es nuestro Dios, todo lo puede;
su sabiduría no tiene límites.
(Del Salmo 146)
¡Gloria a Dios! Muchas gracias por este valioso servicio para quienes fuimos llamados a servir en la liturgia.